ANSIEDAD

Se te nubla un poco la vista y te palpita el corazón,

caminas despacio por si el ritmo de tus pasos te ayuda a acompasar el latido, 

te das cuenta de que esta sensación ya es una inquilina más.


Llegas a casa y te repites que tienes que respirar,

solo que allí no hay sitio para respirar.


Te acuestas cruzando los dedos para cerrar los ojos y dormir,

pero los ojos se te abren más que después del primer café del día

y te acuerdas de todas las noches en las que los cerrabas y nada cambiaba. 


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